Probablemente la amoxicilina es el antibiótico que primero viene a nuestra mente cuando pensamos en este tipo de fármacos. Sin embargo, aunque muchos conocen la existencia de este medicamento de la familia de las penicilinas, la mayoría no saben bien para qué sirve, lo utilizan cuando no deben sin la prescripción del médico y favoreciendo que aparezca la resistencia a los antibióticos.
“La amoxicilina es bactericida, es decir, destruye a los microbios. Por tanto, se utiliza para tratar un gran número de infecciones producidas por gérmenes sensibles a este antibiótico”, especifica, Mario Bárcena Caamaño, responsable de Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), quien señala que entre las infecciones más frecuentes que se pueden tratar con amoxicilina están algunas amigdalitis, otitis media aguda, sinusitis, neumonías, infecciones de orina, infecciones de piel e infecciones dentales. También su utiliza combinada con otros fármacos en el tratamiento para erradicar del estómago al Helicobacter pylori.
Uno de los errores más habituales es utilizar la amoxicilina para tratar los resfriados. Pero tal y como aclaran María José Coronado, María José Domínguez y Clara Alonso, farmacéuticas del Centro de Información del Medicamento (CIM) del Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Huelva, los antibióticos no tienen ningún efecto sobre los resfriados, la gripe u otras infecciones virales. “Tampoco actúa frente a infecciones causadas por bacterias resistentes a este antibiótico en concreto”, añaden.
Aclarado qué es la amoxicilina y para qué sirve realmente, los expertos resuelven otras dudas que rodean a este antibiótico:
¿Por qué muchas veces viene acompañada de ácido clavulánico?
Bárcena señala que las bacterias, al estar en contacto frecuentemente con los antibióticos, crean mecanismos para defenderse de ellos, lo que conocemos como resistencias. “Hay diferentes tipos de mecanismos de resistencias. Algunos microbios son capaces de producir unas enzimas llamadas betalactamasas que consiguen que la amoxicilina no pueda actuar y deje de ser eficaz. Los médicos, cuando sospechamos que alguna de estas infecciones pueden estar originadas por este tipo de gérmenes, añadimos a la prescripción de amoxicilina el ácido clavulánico que se encarga de inactivar esas betalactamasas para que la amoxicilina sea de nuevo efectiva”, añade.
Si el ácido clavulánico se añade a la amoxicilina para tratar infecciones originadas por otros microbios que no producen betalactamasas, no se consigue mejorar la acción de la amoxicilina y, por el contrario, ocasiona aumento de efectos secundarios como infecciones por hongos en la boca o en la vagina.
¿Cuándo y cómo hay que tomarla?
En primer lugar, las farmacéuticas del CIM explican que la amoxicilina es estable en medio ácido por lo que es adecuada para consumo oral y puede ser administrada con o sin alimentos.
“Está comercializada en forma de cápsulas, comprimidos, comprimidos dispersables, sobres para suspensión oral líquida, suspensiones y gotas pediátricas para su administración por vía oral. Se toma generalmente cada 12 horas (dos veces al día) o cada 8 horas (tres veces al día). También está comercializada en inyectables o ampollas para administración parenteral”, indican.
Respecto a cómo deben tomarse cada uno de estos formatos, en el caso de los comprimidos y las cápsulas hacen hincapié en que conviene ingerirlos enteros y con un vaso grande de agua. En cuanto a los comprimidos dispersables pueden tomarse dispersos en 20-40 ml de agua o directamente con un poco de agua u otro tipo de líquido.
“Se aconseja agitar bien la solución líquida y las gotas para niños antes de cada uso para mezclar el contenido de manera homogénea. Se debe usar el gotero para medir las dosis de gotas para niños. Ambas soluciones pueden colocarse en la lengua del niño o agregarse a la leche materna, leche, zumo de frutas, agua o cualquier otro líquido frío y debe ser tomado de inmediato”, recomiendan.
A estas pautas Bárcena añade que el médico indicará el intervalo de horas entre cada toma y durante cuántos días debe tomarse. “La duración es diferente según el tipo de infección, y aunque existe una tendencia a que cada vez sea menor el número de días necesario, es importante que usted no lo acorte nunca por su cuenta”, advierte.
¿Varía su eficacia en función del formato?
La respuesta es afirmativa. Las expertas del COF de Huelva resuelven que la forma farmacéutica del medicamento puede influir en la rapidez y efectividad del mismo.
“Todo medicamento que se tome por vía oral, antes de pasar a sangre, requiere pasar por el tracto digestivo, lo que enlentece la obtención de la concentración óptima del fármaco en sangre. Sin embargo, los medicamentos que son administrados por vía parenteral no sufren los procesos digestivos y por tanto llegan a una concentración óptima en sangre de forma más inmediata”, especifican.
¿Qué errores cometemos con más frecuencia al tomar amoxicilina?
Principalmente cometemos tres fallos al tomar amoxicilina:
Abandonar la toma antes de finalizar el tratamiento: si el médico ha recetado antibióticos durante una semana, hay que tomarlos durante esos días. No importa si el paciente se siente mejor o si los síntomas han desaparecido; al dejar de tomar antibióticos antes del tiempo indicado, la infección puede volver a aparecer. Esto implica que el tiempo de recuperación sea mayor y que sea más difícil tratar al paciente.
Además, también podemos provocar que el microbio se haga resistente a la amoxicilina inutilizándola para su uso futuro.
No tomar el antibiótico a la hora que corresponde: esto puede provocar que la infección se extienda de nuevo. “Al tomar un antibiótico, éste pasa al torrente sanguíneo y se reparte por todo el organismo hasta que poco a poco se va eliminando. Por este motivo, el efecto de los antibióticos se pasará algunas horas después y será necesario tomar una nueva dosis para evitar que las bacterias que causan la infección vuelvan a hacer acto de presencia”, advierten las farmacéuticas.
Desde el CIM recomiendan para no olvidar tomar los antibióticos a la hora que corresponde, adaptar las tomas al ritmo de vida del paciente. “Por ejemplo, si hay que tomarlos cada 8 horas, se podría hacer a las 8 de la mañana, a las 16 de la tarde y a las 12 de la noche o simplemente recurrir la alarma en el móvil. Para ayudar a acordarse de tomar el medicamento, se recomienda tomarlo a la misma hora todos los días”, añaden.
Por último, el responsable del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la SEMG indica que otro error frecuente es tomar amoxicilina acompañada de un protector de estómago como el omeprazol, cuando no es necesario.
¿Qué efectos secundarios tiene?
En general, la amoxicilina es un antibiótico bien tolerado con reacciones adversas poco frecuentes y de naturaleza débil y transitoria.
Los efectos secundarios más frecuentes son los de tipo gastrointestinal que, según las especialistas del CIM, se manifiestan con diarreas, vómitos y náuseas. Excepcionalmente se pueden dar casos de candidiasis oral, faríngea, vaginal, colitis pseudomembranosa y/o hemorrágica.
“En menor proporción se pueden dar casos de reacciones de hipersensibilidad, como son prurito, erupciones exantemáticas, urticarias. Raramente se han comunicado otras reacciones como angioedema, anafilaxia, enfermedad del suero o eritema multiforme, notificadas en el caso de otros antibióticos beta-lactámicos”, indican. “En alguna ocasión se ha descrito aumento de transaminasas y muy raramente icteria colestásicas o hepatitis”.
Bárcena especifica que si la diarrea fuese muy intensa, con sangre o con importante afectación del estado general, deberá suspender la amoxicilina y consultar con un médico.
¿Quiénes no pueden tomar amoxicilina?
La amoxicilina está contraindicada en los siguientes casos:
1. En individuos con antecedentes de alergia a penicilina al observarse reacciones de hipersensibilidad grave, e incluso anafilaxia, en pacientes tratados con amoxicilina.
2. En individuos alérgicos a cefalosporina. Aunque no se presupone que también se sea alérgico a la amoxicilina es recomendable evitar su uso en esto individuos.
3. La toma de amoxicilina en el transcurso de enfermedades virales, especialmente en la mononucleosis infecciosa, puede provocar el desarrollo de erupción exantemática generalizada.
4. En individuos con leucemia o sarcoma, al existir un riesgo elevado de erupción exantemática generalizada.
¿Puede tomarse durante el embarazo?
El portavoz de SEMG aclara que la amoxicilina se considera segura, en caso de ser necesaria su utilización, durante el embarazo y la lactancia.
¿Interactúa con otros medicamentos?
Bárcena afirma que la amoxicilina presenta pocas interacciones con otros medicamentos.
“No obstante, advierta a su médico si está tomando alopurinol (medicamento utilizado para descender el ácido úrico) ya que pueden aumentar las reacciones alérgicas en la piel, o si está tomado metotrexato (fármaco que se puede utilizar en la artritis reumatoide, en otras enfermedades reumáticas y en algunos tipos de cánceres) ya que puede incrementar la concentración del metotrexato. Si está tomado Sintrom puede ser necesario ajustar la dosis”; advierte.
Otros fármacos con los que puede interactuar son amilorida, anticoagulantes orales (acenocumarol), cloranfenicol, naproxeno, nifedipino y anticonceptivos orales, principalmente.
¿Qué ocurre si estamos tomando anticonceptivos orales?
La amoxicilina, al igual que otros antibióticos, puede disminuir la eficacia de los anticonceptivos orales.
Las farmacéuticas indican que existen estudios que demuestran que la toma conjunta de anticonceptivos orales y amoxicilina inhibe el efecto del anticonceptivo, con el posible riesgo de embarazo. Esto se debe a que los antibióticos en general reducen la flora intestinal lo que provoca una disminución de la reabsorción del anticonceptivo, disminuyendo su concentración en sangre y, por tanto, su efecto.
Por este motivo, Bárcena aconseja utilizar otros métodos, como el preservativo, hasta 7 días después de haber finalizado el tratamiento con amoxicilina.
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