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La abuela

Qué hacer cuando el niño no quiere ir al colegio

El momento de la escolarización, ya sea en el colegio o en la escuela infantil, es importante en la vida de niños y niñas, y no siempre resulta fácil. Implica salir del ambiente de seguridad conocido, el hogar, junto a la necesidad de adaptarse a nuevas rutinas, horarios y actividades.



Además, el niño va relacionarse con otras personas (educadores y compañeros). Estos cambios pueden ser vividos con miedo y ansiedad por parte del niño o la niña y de la familia.


Tener miedo es una respuesta normal frente a cualquier cambio, pero es transitoria y forma parte del proceso de adaptación. Para comprenderlo es útil conocer las etapas del desarrollo emocional:



Entre los seis y nueve meses de vida surge el miedo a los desconocidos, a la separación de la madre y de los cuidadores habituales. El niño se apega y rechaza la separación por miedo a la pérdida. Este sentimiento se prolonga, al menos, hasta los tres años de vida.

A los dos años surge el sentimiento de vergüenza ante el fracaso, que puede provocar un mayor retraimiento social y dificultades en la incorporación a la escuela. El egocentrismo y el negativismo también son propios de esta etapa. Los niños de esta edad expresan sus sentimientos de forma intensa (rabietas, llanto inconsolable…y en el otro extremo abrazan y besan con gran entusiasmo, todo a la vez). Se observa también una oscilación entre los intentos de autodefinición e independencia (“yo solo”) y las conductas regresivas y dependientes propias del miedo a la separación (“duerme conmigo”, “no te vayas”).

¿Cómo detectarlo?

Los primeros días pueden ser habituales el llanto y desconsuelo, así como los comportamientos de evitación: pone excusas para no acudir al colegio, alarga demasiado el desayunar o se retrasa al vestirse, pierde los materiales... También puede mostrar conductas de aislamiento o, por el contrario, agresivas, como mal comportamiento en clase.


Entre los síntomas físicos, los más frecuentes son dolor de cabeza, dolor abdominal, diarrea o vómitos antes de entrar en la escuela. En los niños que los padecen debido al rechazo al colegio, mejoran o desaparecen los fines de semana y en vacaciones.


En estos casos también pueden alterarse los hábitos de sueño, o presentarse problemas de alimentación y regresión en los hitos madurativos alcanzados, que se manifiestan cuando el niño vuelve a pedir ayuda para comer o vestirse, cuando ya lo hacía solo, o presenta enuresis nocturna.


En ocasiones, estos problemas se manifiestan después de las vacaciones o tras una enfermedad que haya obligado al niño a ausentarse de la escuela. Es decir, se presentan cuando vuelven a la rutina y a las obligaciones después de haber recibido una atención personalizada.


En otros casos, puede haber un factor que precipite estos síntomas, como una experiencia negativa en la escuela, un cambio de domicilio o el el nacimiento de un nuevo hermano.


Respuestas ante estos síntomas

Lo primero es tener en cuenta que el miedo es una respuesta normal, pero transitoria, y transmitir seguridad, confianza y optimismo frente al miedo y la ansiedad. Algunos consejos prácticos son:


Recordar los momentos divertidos que ha pasado en la escuela y establecer rutinas como preparar la ropa y la mochila para el día siguiente.

Evitar las prisas.

Hacer despedidas cortas y alegres y, siempre que sea posible, acompañarlo hasta la clase y recogerlo al finalizar la jornada. Como los niños no tienen un concepto claro del tiempo, explicarles el momento de recogida en términos que puedan entender (después de comer, después de la merienda…) y procurar que no haya retrasos.

No mentir con comentarios como “ahora vuelvo a por ti”.

Reforzar las conductas positivas del niño.

No intentar razonar con el niño mientras está llorando, mejor cuando esté tranquilo en casa.

Escuchar, deja que explique sus miedos, que se sienta acompañado.

Evitar la sobreprotección y no negociar. Se debe dar por hecho que ir al colegio es lo normal.

Y, ante todo,… una buena dosis de paciencia.


Cuando debemos pedir ayuda

El miedo forma parte del desarrollo normal del niño y, después de un período de adaptación, será capaz de afrontarlo. Si le damos confianza y encuentra un ambiente acogedor en la escuela, en poco tiempo valorará los aspectos positivos: juegos y actividades divertidas, amigos…


Pocos niños mantienen el rechazo y presentan un temor excesivo e irracional, prolongado en el tiempo. En estos casos, las manifestaciones físicas y conductuales también serán más intensas y duraderas. Cuando esto sucede, es posible que esté relacionado más con un trastorno de ansiedad por separación que con una fobia escolar. En estas situaciones sería conveniente solicitar la ayuda de profesionales como pediatras y psicoterapeutas infantiles.


* Magdalena Martín-Ibáñez Ferrero y Ricardo Recuero Gonzalo. Pediatras de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

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