El dolor lumbar es una afección muy prevalente. Las recomendaciones de los especialistas para aliviar estas crisis apuntan en dirección contraria al reposo absoluto, hay que procurar el mayor grado de actividad física posible y ejercicios de rehabilitación.
“La lumbalgia o lumbago es un dolor localizado desde el límite inferior de las costillas hasta la parte superior de las nalgas, que varía en intensidad en función de las posturas o del movimiento, que en ocasiones se extiende a las extremidades inferiores y que suele acompañar de limitación del movimiento”. Es la definición que ofrece Francisco Martínez García, coordinador del Grupo de Aparato Locomotor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Es una afección muy frecuente pero el 90% de los casos se resuelve en menos de seis semanas. No obstante, entre un 2% y un 7% desarrollan dolor crónico.
Desde la Sociedad Española de Reumatología (SER), Miguel Flores, reumatólogo del Hospital Universitario de Canarias, aclara que afecta por igual a ambos sexos y que, pese a que existen factores predisponentes, “puede presentarse en cualquier actividad o situación”. Es el proceso osteomuscular que provoca el mayor absentismo laboral en España y otros países.
Flores añade que es importante diferenciar el dolor lumbar mecánico del inflamatorio porque la patología inflamatoria puede dar lugar, si no se identifica a tiempo, a secuelas permanentes: “La interrupción del descanso nocturno y la rigidez matutina son indicativos de un proceso inflamatorio que debe ser identificado lo antes posible”. Su consejo es consultar también con el médico de familia en caso de que el dolor no remita pese al tratamiento y cuya duración sea superior a dos semanas o existan síntomas de alarma, como fiebre o sudoración nocturna.
Por su parte, Fernando Ramos, presidente de la Asociación Española de Fisioterapia y coordinador del Servicio de Rehabilitación del Hospital Quirón Salud de La Coruña, considera que una persona cuyo dolor lumbar se extiende al muslo debe acudir a un profesional sanitario porque puede haber compresión del nervio femoral o ciático: “Hay que tomar medidas en las primeras horas para evitar que se dañe el nervio”.
Recomendaciones
¿Pero qué debemos hacer cuándo aparece el dolor lumbar? Es la pregunta que CuídatePlus ha hecho a estos tres especialistas. Todos coinciden en rechazar la falsa creencia de ir a la cama o al sofá a hacer reposo absoluto. “Es recomendable mantener el mayor grado de actividad física posible que permita el dolor, lo cual mejora el propio dolor y el grado de incapacidad, además de acortar el tiempo de recuperación”, asegura García, quien apuesta tanto por ejercicios aeróbicos como por ejercicios de fuerza con cargas progresivas adaptadas a las capacidades y circunstancias individuales. Son aconsejables los ejercicios simétricos (nadar, caminar…) en vez de los unilaterales, que pueden alterar el equilibrio de la espalda al predominar una extremidad.
Según Flores, el reposo absoluto cronifica el cuadro, por lo que el paciente debe realizar a la mayor brevedad posible ejercicios de rehabilitación y, es más, incorporarse a la vida normal cuanto antes, “ya que la mayoría de los casos se resuelven en un corto período de tiempo y es sabido que, a mayor duración de la baja laboral, más difícil se hace la reincorporación al puesto de trabajo”.
Ramos explica que el reposo absoluto debilita la musculatura y no restaura el problema del movimiento: “El movimiento libera la musculatura del espasmo. Aporta oxigenación al músculo, que al estar en espasmo no libera las sustancias inflamatorias que tiene y no recibe el oxígeno necesario para normalizar el tono muscular”.
El presidente de la Asociación Española de Fisioterapia señala que pueden ser útiles los ejercicios de control respiratorio focalizados en la respiración abdominal o diafragmática, y ejercicios de basculación pélvica en sentido anterior y posterior para desbloquear el movimiento. También se puede realizar gimnasia de estiramiento de baja intensidad para la zona lumbar con el fin de provocar la relajación de la musculatura, o movilizar el cuello en flexión y extensión y los hombros hacia delante y atrás. “En general, debemos hacer todos los movimientos de forma lenta y consciente”, añade.
Medicación
En cuanto a la medicación, el coordinador del Grupo de Aparato Locomotor de Semergen señala que los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) orales, como ibuprofeno, diclofenaco o naproxeno son más efectivos que el paracetamol, aunque este último fármaco carece de efectos secundarios. Los AINE tópicos no tienen evidencia pero pueden resultar útiles cuando los orales están contraindicados.
Por su lado, el portavoz de la SER considera que el paracetamol es el medicamento más apropiado en el debut de la sintomatología. Los opioides, como el tramadol, cuentan con evidencia para el dolor lumbar, pero su indicación depende de la intensidad y tolerancia al dolor por parte del paciente, considerando también los efectos adversos de los fármacos. Los relajantes musculares pueden utilizarse pero no constan de evidencia suficiente a su favor, por lo que no son recomendados como medida para tratar el dolor lumbar propiamente.
Y Ramos subraya la ayuda que puede proporcionar la fisioterapia: “Ayuda a aliviar el dolor y a mejorar la movilidad antes. De hecho, las guías de práctica clínica alertan de una excesiva medicación de los procesos agudos, cuando lo que se necesitan son medidas para mejorar la funcionalidad”.
En este sentido, Martínez matiza que la pauta general indicada por un médico sería abstenerse de realizar manipulaciones en la fase aguda: “El tratamiento inicial por parte de los fisioterapeutas debería ser aquel en el que predominan los estiramientos y las técnicas que su buen hacer les dicte”.
Terapias complementarias
En algunas guías clínicas se recomienda la intervención psicoterapéutica previa a cualquier intervención más invasiva, como infiltraciones y cirugías: “Se reconoce en la literatura evidencia de la disminución del dolor con terapias de relajación y cognitivo-conductuales”, significa Flores.
Este reumatólogo alude a otras terapias complementarias, tales como el yoga, la quiropraxia, la acupuntura, la punción seca y la masoterapia, que han logrado documentar beneficios en el dolor lumbar: “Por ello, deben ser consideradas al menos como una opción anexa a las otras medidas mencionadas. Así, la acupuntura es la que posee mayor documentación en la literatura científica, reportando beneficios en la reducción del dolor y discapacidad a corto y largo plazo, siendo este efecto dependiente del número de sesiones realizadas”.
Cómo evitar más crisis
Se estima que entre un 60% y un 80% de las personas sufrirán un episodio de dolor lumbar y la mitad de ellas más de uno. Es, por tanto, importante saber cómo se puede prevenir una nueva crisis. “Cuando se manipulan pesos, hay que evitar que se resbalen, dividir el peso, acercar la carga a nuestro cuerpo, flexionar las piernas en vez de la espalda. Es esencial evitar los giros del tronco cuando se carga el peso y girar con los pies”, apunta el portavoz de Semergen, quien aporta la dirección web www.escueladeespalda.como, con otros consejos.
Martínez añade que se debe rehuir del sedentarismo y realizar actividad física “tolerable y adaptada a las posibilidades de cada uno”, una advertencia que comparte el Ramos. El fisioterapeuta de Quirón Salud concreta algunos ejercicios que ayudan a mantener el tono físico y a evitar problemas lumbares: “Dos días a la semana de trabajo de fuerza que fortalezca las extremidades inferiores y la franja abdominal, y 150 minutos semanales de actividad física cardiovascular, como caminar o nadar”.
Gestionar el estrés y la ansiedad es otro de sus consejos: “Estas afecciones constituyen uno de los motivos principales”. Según Ramos, también tienen más predisposición las personas con obesidad y que duermen poco o mal, así que conviene implementar medidas de higiene del sueño, además de evitar hábitos tóxicos: “El tabaco está relacionado con una menor oxigenación muscular”.
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