Los escalofríos son un síntoma que suelen alertar de la presencia de fiebre, un mecanismo de defensa para regular la temperatura corporal. Sin embargo, también pueden deberse a otros motivos. Es importante hacer una distinción entre los escalofríos y los temblores no intencionados.
El rechinar de dientes y el tembleque del cuerpo. Es el saludo del frío. Y, al recibirlo, no solo nos congelamos manos, nariz y pies. De esa bienvenida, también forman parte los escalofríos. Las bajas temperaturas son una de las causas de estos temblores que solemos asociar a la fiebre, pero que, por diversos motivos, también se pueden producir sin la compañía de esta.
“Se describe escalofrío como la sensación de frío intensa y repentina que se acompaña de un ligero temblor en el cuerpo. Es una reacción fisiológica que ocurre muchas veces precediendo a la fiebre en cuadros infecciosos, tanto víricos como bacterianos”, define Blanca Canós Peirats, coordinadora del Servicio de Urgencias de Vithas Castellón. La especialista recuerda que la fiebre es un mecanismo de defensa que se integra en la respuesta inmunológica del organismo.
En este punto, Lorenzo Armenteros del Olmo, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), distingue entre el escalofrío del temblor no intencionado. En el caso del primero, este se produce de manera muy rápida y afecta a todos los músculos con el objetivo de elevar la temperatura corporal por diferentes razones, bien por que la persona tenga frío (no hay fiebre) o por que nuestro sistema inmune necesita este incremento para combatir algún virus. Este último cuadro sería “el escalofrío en sentido literal”, indica Armenteros. Además del frío, los escalofríos aislados sin fiebre también tienen lugar ante una situación inesperada de tipo emocional, tanto negativa (un susto) como positiva.
Respecto al temblor no intencionado, puede corresponder a un signo de alerta ante determinadas enfermedades. Así, el portavoz de la SEMG explica que “por ejemplo, una patología de riñón con molestias urinarias que se acompañan de escalofríos aislados nos produce una alarma porque esto puede significar que hay una infección que está ascendiendo hasta el riñón”.
Este tipo de temblores también pueden suceder en las infecciones respiratorias, pudiendo indicar un proceso de neumonía. “Se tratan de escalofríos diferenciados de aquellos continuos con sensación de fiebre”, subraya el especialista.
Otras causas de escalofríos sin fiebre
Frío, patologías renales y respiratorias… Son algunas de las causas de estos temblores, pero no las únicas. Los expertos consultados por CuídatePlus señalan algunas más:
Reacción a actividades extremas. El ejercicio físico eleva la temperatura corporal, por lo que el cuerpo genera sudor para regularla. “Al finalizar el entrenamiento, la temperatura puede descender drásticamente, lo que llevará al cuerpo a producir escalofríos para alcanzar la ideal”, detalla Canós. Por su parte, Armenteros puntualiza que, más que escalofríos, estos temblores se definen como contracciones musculares involuntarias.
Efecto secundario de medicamentos. “La mayoría de ellos no provoca escalofríos, sino temblores no intencionados”, recuerda una vez más Armenteros, quien añade que, entre estos fármacos, se encuentran algunos para el cáncer, anticonvulsivos para tratar la epilepsia, el salbutamol para el asma o algunos antidepresivos. Asimismo, el médico apunta al café y el té, también posibles causantes de estos temblores.
Hipotiroidismo. En este caso, el paciente puede sufrir tanto temblores como escalofríos, pues se trata de una patología con intolerancia al frío. “Se asocian, además, otros síntomas como son aumento de peso, bradicardia, estreñimiento, caída del cabello, piel seca, fatiga o alteración en el ánimo”, agrega la experta de Vithas Castellón.
Diabetes. Los temblores en la diabetes suelen avisar de que la persona tiene la glucemia baja o está entrando en una hipoglucemia.
¿De qué síntomas suelen acompañarse los escalofríos?
Los escalofríos con fiebre presentan síntomas según la infección causante. En el caso de que cursen sin fiebre, pueden venir acompañados de “piel seca, bradicardia, aumento de peso, estreñimiento o hinchazón de la cara en el caso de hipotiroidismo”, enumera Canós. Ante un cuadro de hipoglucemia, la experta manifiesta que los temblores, la sudoración, la visión borrosa, el mareo, la irritabilidad o la confusión son otros signos comunes.
¿En qué casos preocuparnos?
La mayoría de los escalofríos no deben preocuparnos, pues atienden a cuadros sin gravedad alguna. Armenteros expresa que no debemos prestarle importancia en el caso de que sean aislados, aunque “si se repiten en el tiempo y van acompañados de otros síntomas, es necesario acudir al médico. Pueden ser señal de una enfermedad no descubierta o de una patología mal controlada”.
¿Cómo tratar los escalofríos sin fiebre?
Si los escalofríos están producidos por frío o humedad, Canós recomienda “secarnos bien y abrigarnos, sobre todo, las manos, pies y cabeza. Los baños de agua templada pueden ayudar o la toma de algún antitérmico como el paracetamol”.
Cuando los escalofríos se relacionen con alguna enfermedad, el tratamiento se aplicará acorde con la misma. Por último, la especialista señala que aquellos producidos por la actividad física “se pueden prevenir manteniendo una buena hidratación, así como evitando la realización de ejercicio físico en las horas más frías y calurosas”.
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