Las flemas son un tipo de moco que se forma en los pulmones. Cuando un agente externo penetra en el organismo, este incrementa la producción de la misma como defensa natural. Este aumento puede llegar a ser muy molesto para la persona por la congestión nasal o la dificultad para respirar: tres médicos nos dan los consejos clave para expectorar esta mucosidad.
En invierno, en plena “temporada alta” de enfermedades, el sistema respiratorio se defiende de virus, bacterias, hongos, gases tóxicos o partículas (polvo en suspensión, contaminación...) incrementando la producción de flemas. Se trata de un tipo de moco que se origina en los pulmones como un mecanismo protector natural frente a una agresión externa. Ante este exceso de mucosidad (o esputo), el organismo responde con tos y estornudos para tratar de expulsarla.
“Este aumento de producción de flemas ocurre de forma aguda en infecciones respiratorias como catarros, gripes o bronquitis, pero también de forma crónica en los fumadores, alergias y en enfermedades como el asma, la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o las bronquiectasias”, explica Mario Bárcena Caamaño, médico de Atención Primaria y miembro del Grupo de Patología Respiratoria de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Si bien las flemas se producen en los pulmones, cuando estas se intensifican, la persona puede presentar secreción y congestión nasal, así como goteo posnasal, que se manifiesta como mucosidad acumulada en la parte posterior de la nariz y gotea por la parte posterior de la garganta.
Consistencia y colores de las flemas
El doctor Bárcena detalla que unas flemas normales están compuestas en un 97% por agua y el resto son sustancias sólidas, y su consistencia resulta similar a la de la clara de huevo. Cuando la producción aumenta por un agente externo, acumula más sustancias sólidas y se vuelve más viscosa, espesa y adherente, y esto complica su expulsión. Eso es así, hasta el punto de que puede llegar a obstruir algunas vías respiratorias y provocar disnea o dificultad al respirar, así como favorecer infecciones de esa mucosidad que queda atrapada.
“Estos cambios en la cantidad y consistencia del moco suelen ir acompañados de inflamación y por lo tanto de estrechamientos de las vías aéreas, que pueden ocasionar ruidos audibles o pitidos al respirar que conocemos como sibilancias y roncus”, precisa Bárcena. “Cuando la persona presenta esa mayor cantidad de flemas, se deben vigilar otros síntomas, como la presencia de fiebre, cefalea, dificultad respiratoria, congestión”, señala María del Campo, médica de familia y vicesecretaria de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
“La coloración de la mucosidad se modifica y puede permitir pensar en diferentes tipos de problemas de salud”, afirma del Campo. Sin embargo, “puede ser difícil determinar el problema solo por el color de la mucosidad. Dado que muchas cosas pueden hacer que el cuerpo produzca demasiada mucosidad, son necesarios otros datos para diagnosticar y tratar el problema”, subraya Vidal Barchilón, coordinador del GdT Abordaje al Tabaquismo de la semFYC.
No obstante, la doctora del Campo advierte de que, independientemente de la causa, el aumento de la mucosidad “no significa que requiera antibióticos pues, en muchas ocasiones, puede estar producido por una alergia o un virus, y los antibióticos están indicados en infecciones causadas por bacterias”.
El doctor de la SEMG explica qué indica cada color de las flemas.
Flemas transparentes. Es su color normal y su textura se parece a la de la clara de huevo. Algunas enfermedades como los resfriados o las alergias pueden ocasionar tan solo un aumento en la cantidad de las flemas sin cambio en el color ni en la textura. En ocasiones pueden tomar un color blanquecino.
Flemas amarillas, marronáceas o verdosas. Por lo general el cambio de transparente a amarillo-verdoso, indica que hay una infección y nuestro organismo está produciendo sustancias para su defensa, ocasionándose detritus que hay que expulsar. Este cambio de color y cantidad del moco se observa en las infecciones tanto víricas como bacterianas, por lo tanto, el que las flemas sean verdes no conlleva la necesidad de utilizar antibióticos. Así, las bronquitis agudas que están causadas casi todas por virus, van a cursar con tos y flemas verdosas que se nota que “salen del pecho” y, en las personas que no tienen ninguna enfermedad crónica importante, no van a precisar antibióticos.
Si las flemas verdes se acompañan de otros síntomas como fiebre elevada, malestar intenso o dolor en un costado, se debe consultar al médico.
Flemas rojas. El color rojo indica presencia de sangre en el esputo y, aunque en algunas ocasiones sea debido tan solo a una irritación faríngea causada por la propia tos, hace necesaria la evaluación por parte de un médico ya que puede ser un síntoma de neumonía, tuberculosis, otras infecciones o de un cáncer de pulmón.
En algunos casos pueden tener un color sonrosado y ser indicativo de enfermedades como el edema agudo de pulmón, frecuente en enfermos con la insuficiencia cardíaca y también requiere consultar con un médico.
Flemas negras. No son frecuentes, se pueden observar en situaciones de elevada contaminación ambiental, por inhalar humo en un incendio, o en personas que hayan trabajado en la minería del carbón.
Alimentos y bebidas aconsejados y a evitar con flemas
Los tres médicos recuerdan que lo más eficaz para expectorar las flemas o esputos es asegurarse una buena hidratación con agua y otras bebidas, como infusiones o caldos, porque contribuye a hacer las flemas más líquidas y, por tanto, a expulsarlas con más facilidad. Para ese mismo fin, el doctor Vidal añade la práctica de humidificar el ambiente.
En cuanto a la alimentación, para Bárcena no se requiere una alimentación especial, en general, sino procurar que sea sana, equilibrada y, claro, con líquidos y frutas abundantes.
“Parece que las bebidas calientes también ayudan a calmar la tos y facilitar la expectoración. Hay muchos consejos para utilizar diferentes productos en infusión como el tomillo, jengibre, regaliz o la menta, aunque no hay evidencia de su eficacia. Sin embargo, la miel sí que parece haber demostrado una cierta eficacia y se puede añadir a una infusión caliente como, por ejemplo, de limón. La miel no debe darse a niños menores de 1 año”, aclara Bárcena.
Asimismo, Bárcena recomienda evitar algunos alimentos que pueden incrementar aún más la producción de flemas, porque aumentan mucho el volumen del contenido del estómago: bebidas con gas y comidas muy grasas o copiosas.
“En la población sana, no existe ninguna evidencia para aconsejar evitar los lácteos en procesos agudos que cursen con aumento de flemas. En asmáticos con alergias alimentarias a la leche, sí que se debe evitar su ingesta, no tanto porque incrementen las flemas, sino porque puedan desencadenar una crisis asmática”, puntualiza.
Consejos para expulsar las flemas
“No es necesario escupir o expulsar las flemas por la boca, lo importante es que las flemas salgan del pulmón, y tragándolas ya se expulsan a través del aparato digestivo”, señala Bárcena, quien también recomienda estas pautas:
Como la finalidad de la tos productiva es expulsar las flemas, no se aconseja utilizar fármacos antitusivos, y si nos ayudamos de medicación para combatir la molestia que puede ocasionar la tos, podremos hacerlo con expectorantes como la guaifenesina o con mucolíticos como la N-acetilcisteína o la carbocisteína.
Para la congestión nasal, Barchilón advierte del uso de los inhaladores de farmacia “para respirar mejor”, pues suelen incluir en su composición sustancias vasoconstrictoras que “pueden generar adicción y producir efecto rebote”, por lo que recomienda utilizar solo los prescritos por el médico. La mejor opción para este experto es aplicarse gotas para la nariz naturales, como el agua de mar, que limpia las vías nasales y, por tanto, facilita la respiración. Para expulsar las flemas propone “vahos de vapor de agua, tener la casa bien ventilada, para que el aire este bien limpio, así que nada de fumar”.
Bárcena destaca la importancia de evitar estar tumbado boca arriba ya que en esa postura las secreciones bronquiales se expulsan con más dificultad. Y plantea dormir con más almohadas para elevar un poco el tronco.
En general, el movimiento o el ejercicio no intenso, puede facilitar la expectoración.
Las técnicas de drenaje postural mediante posiciones que faciliten la expectoración se pueden utilizar en el exceso de secreciones de enfermedades crónicas, pero no suelen ser necesarias en el aumento de flemas debidas a enfermedades agudas como catarros, gripes o bronquitis.
Se puede toser de manera más eficaz, para mejorar la eliminación de las flemas, realizando una inspiración profunda y, tras una pequeña pausa, toser dos o tres veces, con fuerza, intentado que sea desde lo más profundo del pecho.
Si es fumador debe abstenerse de fumar. Es un buen momento para plantearse el dejar de hacerlo definitivamente.
Si es alérgico y/o asmático procure evitar los alérgenos y no deje de tomar la medicación habitual que tiene prescrita para su tratamiento (antihistamínicos, inhaladores, etc).
Por su parte, la doctora del Campo, además de una buena hidratación, recomienda un descanso adecuado, y “tomar algún analgésico para el control de los síntomas acompañantes si fuera necesario. Si no se mejora en unos días o aparecieran datos de alarma, se debe consultar con el médico”.
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