Las laringitis suelen estar causadas por infecciones y la mayoría de los casos se resuelven al cabo de una semana sin necesidad de ir al médico. Sin embargo, las personas con más riesgo de lesiones graves, como los fumadores, deben estar atentos si la ronquera se prolonga demasiado.
La laringitis es un proceso tan común que es difícil estimar su frecuencia porque buena parte de los casos no llegan a la consulta del médico. Las infecciones víricas causantes de síntomas catarrales en otoño e invierno son una de las causas más frecuentes de esta afección, pero hay muchos otros posibles desencadenantes. A pesar de las molestias que ocasiona, esta inflamación de la laringe suele resolverse por sí sola, de la misma manera que desaparecen el resto de los síntomas del resfriado. Sin embargo, conviene tener presente que a veces se cronifica y en otras ocasiones oculta problemas más graves.
El otorrinolaringólogo Antonio Del Palacio, del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, comenta que, cuando una laringitis “no se resuelve con antiinflamatorios, buena hidratación y los remedios normales que conoce todo el mundo y suele recomendar el médico de cabecera, puede ser conveniente que la vea un otorrino”. Un plazo de dos o tres semanas es un periodo de tiempo razonable para que la disfonía (ronquera) y las molestias de garganta desaparezcan. Si no es así, puede ser que esa laringitis se haya cronificado o que, en realidad, se trate de un problema distinto, e incluso grave.
Pero no todos los casos son igualmente urgentes. La clave está en los factores de riesgo de cada persona. Si esa laringitis se produce en una persona fumadora o con consumo abundante y diario de alcohol, es especialmente conveniente acudir a un otorrino porque, según Del palacio, “a veces los tumores de laringe en la cuerda vocal debutan de la misma manera, con disfonía”.
Joaquín Yanes, médico adjunto del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Getafe (Madrid) corrobora que, aunque la laringitis aguda sea la más frecuente, “es mucho más autolimitada y en muchos casos leve, por lo que no se suele acudir al médico”. En cambio, las crónicas, que son las que duran más de dos semanas, “son las que causan más problemas a largo plazo y pueden estar producidas por múltiples motivos”. El reflujo gastroesofágico, el tabaco y las profesiones que exigen un sobreesfuerzo vocal son tres de los motivos más frecuentes de laringitis crónica.
Laringitis crónica del fumador
El tabaco es el factor de riesgo estrella de la laringitis crónica y los síntomas empeoran si, además de fumar, se suma el consumo habitual de alcohol. En personas con estos factores de riesgo, Del Palacio recomienda acudir al otorrinolaringólogo para que explore la laringe y descarte la existencia de lesiones malignas. “Solo si en esa exploración observamos algo que nos haga sospechar que podría haber un tumor decidiremos tomar una biopsia”, aclara, y asevera que los métodos de imagen actuales permiten valorar de forma muy sencilla y precisa las diferentes estructuras de la laringe.
Una vez diagnosticado el problema, el primer paso -y, en muchos casos el único- para atajarlo será abandonar definitivamente el tabaco. Por lo tanto, evitar la laringitis crónica es un motivo más para dejar de fumar. No obstante, Yanes precisa que, tal y como ocurre con el resto de daños que causa el tabaco, conviene tener paciencia porque los síntomas de disfonía “no mejoran de forma inmediata”, sino a largo plazo.
Laringitis por reflujo gastroesofágico
Se estima que alrededor del 10% de los pacientes atendidos por patologías de otorrinolaringología tienen síntomas relacionados con reflujo gastroesofágico (RGE), según datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cáncer de Cabeza y Cuello (Seorl-CCC). Esta dolencia se produce por el ascenso del contenido ácido del estómago hacia el esófago, dando lugar a diversas manifestaciones, entre las que se encuentra la laringitis crónica.
En estos casos, atajar el reflujo es la mejor forma de acabar con la laringitis. Para ello se emplean medidas farmacológicas y de cambio de estilo de vida. Los fármacos conocidos como inhibidores de la bomba de protones, como el omeprazol, aumentan el pH del reflujo. “Si ese líquido llega muy ácido a la laringe, la irrita y la inflama”, explica Yanes. “Si llega menos ácido, como ocurre cuando se toma omeprazol, se reduce la inflamación de la laringe”.
Resultan igualmente útiles las medidas de alimentación y estilo de vida encaminadas a controlar el reflujo, como las siguientes:
Evitar ingerir comidas picantes, muy ácidas, fritas o con mucha grasa, el café, el tabaco, el chocolate…
Reducir las raciones de comida porque la plenitud estomacal aumenta el reflujo.
No acostarse antes de que hayan pasado al menos dos horas tras la cena.
Subir el cabecero de la cama para evitar dormir totalmente tumbado.
Laringitis en profesores, teleoperadores y otros profesionales
Los profesores y otros profesionales, como los teleoperadores, pueden desarrollar laringitis, que se plasma en una ronquera persistente por un mal uso de su principal herramienta de trabajo, la voz.
Cuando el problema se vuelve crónico es muy difícil que remita por sí solo. Es entonces cuando se aconseja acudir al logopeda para una adecuada rehabilitación de la voz.
La Seorl-CCC hace las siguientes recomendaciones a los profesionales con más riesgo de laringitis crónica:
Aprender a hacer un buen uso de la técnica vocal con ayuda de un profesional experto.
Hablar en un volumen bajo, evitando los gritos.
Evitar los ambientes ruidosos y el carraspeo.
Beber mucho líquido -sobre todo agua- para hidratar las cuerdas vocales.
Evitar agentes irritantes, como los cambios bruscos de temperatura, el aire acondicionado, el humo o el polvo, el tabaco y el alcohol.
Procurar un mínimo descanso y no pasar más de cuatro horas seguidas hablando.
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