La homeopatía goza de una gran popularidad e implantación en diversos países, a pesar de que no se haya podido demostrar científicamente que sea eficaz. Sociedades científicas como SEOM y SEFAC exponen su parecer sobre este tipo de remedios.
¿Qué es la homeopatía?
La homeopatía es, según la definición de la RAE, una “práctica que consiste en administrar a alguien, en dosis mínimas, las mismas sustancias que, en mayores cantidades, producirían supuestamente en la persona sana síntomas iguales o parecidos a los que se trata de combatir”. La inclusión de la palabra supuestamente no es casual. Isabel Echavarría, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, expone la postura de la comunidad científica sobre esta disciplina: “La homeopatía carece de evidencia científica sólida que avale su eficacia con respecto al placebo y, por tanto, se incluye dentro de las pseudoterapias”. De hecho, “la mayoría de estudios llevados a cabo sobre la homeopatía son de baja calidad, limitando la interpretación de los datos”.
Los remedios homeopáticos se preparan mediante sucesivas diluciones en agua o alcohol, considerando que, cuanto más se diluya la sustancia, más potente será el medicamento. Los productos que se utilizan pueden ser de origen animal, vegetal o mineral.
Al final, con tanta dilución desaparece totalmente -o casi- el principio activo y lo que se ingiere es, simplemente, agua. Los homeópatas aluden a la supuesta memoria del agua o a que queda dinamizada, pero se trata de afirmaciones sin respaldo científico.
Regulación y medicamentos homeopáticos
La legislación europea -y, por lo tanto, la española- contempla la comercialización de medicamentos homeopáticos de uso humano y veterinario, que son aquellos que se han obtenido a partir de sustancias denominadas cepas homeopáticas con arreglo a un procedimiento de fabricación homeopático descrito en la farmacopea europea, en la Real Farmacopea Española o, en su defecto, en una farmacopea utilizada de forma oficial en un estado miembro de la Unión Europea.
Se trata de una regulación con varias particularidades. Se clasifican como medicamentos especiales, ya que el legislador entiende que este tipo de producto tiene una débil concentración de principios activos y dificultades para aplicar la metodología estadística convencional sobre ensayos clínicos. Por ello, crea un procedimiento de registro simplificado, diferente al de otros medicamentos, y establece la posibilidad de registrar medicamentos homeopáticos con o sin indicación terapéutica aprobada.
La Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac) afirma en un posicionamiento difundido a través de su web que “no está de acuerdo en que se autorice como medicamento ningún producto sin indicaciones terapéuticas aprobadas, tal y como permite la legislación vigente, ya que esa regulación contradice la propia naturaleza del medicamento y puede generar confusión en la población”. Por eso, esta sociedad científica demanda a las autoridades españolas y europeas “que toda sustancia que pretenda su autorización como medicamento deba acreditar previamente su eficacia y seguridad en beneficio de los pacientes y para no generar controversias que pueden poner en duda la labor de los profesionales sanitarios”.
Pero mientras eso no ocurra, los farmacéuticos españoles tienen, según Sefac la obligación de “suministrar o a dispensar los medicamentos y productos sanitarios que se les soliciten en las condiciones legal y reglamentariamente establecidas”.
En todo caso, Sefac insiste que, a día de hoy, “no existen evidencias científicas suficientes para demostrar la supuesta eficacia de la medicina homeopática, ni se ha podido explicar de forma convincente su mecanismo de acción, según los procedimientos de la metodología científica de referencia internacional, con la que ha sido evaluada”.
Efecto placebo
La eficacia de preparados homeopáticos no va más allá de la de un placebo. Se llama placebo a una sustancia sin efecto farmacológico que se administra a una persona como si fuera un medicamento. La mejoría que se consigue en una enfermedad al usar este método se conoce como efecto placebo.
Conviene aclarar que el alcance del efecto placebo es muy limitado y en ningún caso permite la curación de enfermedades graves. Tal y como apuntan desde la web En familia, de la Asociación Española de Pediatría (AEP), “el hecho de que muchas personas mejoren de sus síntomas cuando toman un placebo puede deberse a varias causas”:
Por un lado, muchas enfermedades tienden a curarse espontáneamente sin necesidad de medicamentos, o bien alternan fases de empeoramiento con fases de mejoría.
Por otro lado, el placebo puede producir una sugestión de origen psicológico que ayuda a mejorar cuando la persona piensa que está tomando un remedio.
Efectos adversos
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) señala en su web Familia y Salud que, en general, “estos productos tienen pocos efectos adversos”. La razón: “La mayor parte están tan diluidos que en realidad no tienen actividad”.
Aun así, se han descrito algunos efectos adversos, como hiponatremia (disminución de sodio en sangre), anafilaxia, náuseas, vómitos, dermatitis, alteraciones cognitivas o convulsiones. “Parece que son por reacciones alérgicas o debidas a la toma de sustancias tóxicas o contaminantes que a veces llevan estos productos”, señalan los expertos de Aepap. En este sentido, recalcan que también “hay que tener en cuenta el contenido en excipientes, como la lactosa o el alcohol”, que pueden “suponer un riesgo para determinados pacientes”.
Echevarría advierte sobre el mayor peligro que puede derivarse de la homeopatía: “Desde SEOM se alerta del riesgo que las pseudoterapias suponen para nuestros pacientes, ya sea por riesgos directos de las mismas o por la falta de adherencia a los tratamientos convencionales”. En el caso de esta terapia mal llamada alternativa, “su riesgo principal es que algunos pacientes decidan sustituir los tratamientos convencionales por la homeopatía, abandonando tratamientos que sí tienen una eficacia demostrada en estudios rigurosos. Esto puede suponer un gran riesgo para los pacientes con cáncer, perdiendo incluso en algunos casos la posibilidad de curación”.
Historia de la homeopatía
La homeopatía tiene su origen en las ideas del médico alemán de finales del siglo XVIII y principios del XIX Samuel Hahnemann, que enunció la ley de similitud en la que se basa este método terapéutico. Hahnemann creía que dosis muy pequeñas de sustancias que producían ciertos síntomas causaban efectos curativos, ya que al reducir las dosis consumidas iban desapareciendo los síntomas. Según el experto, las causas subyacentes de las enfermedades eran fenómenos a los que denominó miasmas, sobre las que actuaban los remedios homeopáticos.
Siguiendo los postulados de su ley de los similares, Hahnemann comenzó a examinar los efectos que producía cada sustancia en los seres humanos, un procedimiento que posteriormente se conocería como comprobación homeopática. Los expertos consideran que, en realidad, la de la similitud no es una ley médica, sino un postulado.
La homeopatía en el mundo
Instituciones médicas y científicas de múltiples países han expresado sus dudas sobre la homeopatía y han obrado en consecuencia. Estos son algunos ejemplos que recoge la Aepap:
En 2015, el National Institute of Health and Care Excellence inglés (NICE) publicó varios documentos sobre el uso de productos homeopáticos para diferentes indicaciones: otitis media, infecciones del tracto urinario inferior, inducción del parto, etc. En todos los casos se dice que la evidencia disponible no justifica el uso de este tipo de terapia. Este instituto aconseja al Sistema Nacional de Salud del Reino Unido que no recomiende el uso de medicamentos homeopáticos.
La Agencia Americana del Medicamento (FDA) nunca ha reconocido que los productos homeopáticos sean efectivos y seguros en el tratamiento de cualquier patología.
El Instituto Nacional de Salud e Investigación médica de Australia, el Real Colegio de Médicos de Familia de Australia, la Academia de Ciencias de Rusia, la Real Sociedad Farmacéutica del Reino Unido y varias academias nacionales de ciencias de los estados miembros de la Unión Europea no consideran a la homeopatía una forma de tratamiento porque no tiene base científica ni criterios de evidencia reconocidos.
Comments