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La abuela

Los 10 alimentos mejores para el hígado

Cuidar el hígado es clave para evitar la aparición de enfermedades que pueden llegar a ser mortales. Muchas de las patologías que afectan a este órgano vital, son asintomáticas y dan la cara cuando puede ser tarde para el paciente. Unos buenos hábitos y la alimentación sana ayudan a mejorar el estado de salud de este órgano.



El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo. De hecho, tiene más de 500 funciones diferentes: “Desde la producción de bilis, para digerir y eliminar grasas del cuerpo, o la síntesis de proteínas; hasta la eliminación de toxinas, la regulación de la glucosa y el almacenamiento de vitaminas y minerales”, apunta a CuídatePlus Domingo Carrera, médico especialista en Nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas.



Por tanto, "es un órgano indispensable para la vida", tal y como señala Rafael Bañares, vicepresidente de la Asociación Española de Enfermedades Hepáticas y jefe de Servicio de Medicina de Aparato Digestivo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, en Madrid, “si a una persona le quitan el hígado o sufre un fracaso hepático agudo, la supervivencia es de horas”.


Estas funciones convierten al hígado en un órgano fundamental que debemos cuidar para prevenir una insuficiencia hepática o “deterioro grave de la función del hígado causado por un trastorno o sustancia que lo daña”, señala Cristina Colina, nutricionista y miembro del . Este deterioro, añade, “puede presentarse de manera repentina, en el transcurso de días o semanas, como una insuficiencia aguda; o de manera gradual, de meses o años, desencadenando una insuficiencia hepática crónica”.


Las enfermedades más frecuentes relacionadas con el hígado son las hepatitis “A, B y C o el virus de Epstein Barr, etc”, apunta Carrera. Otras enfermedades relacionadas con este órgano son “el NASH o esteatosis hepatitis no alcohólica, producida por el sobrepeso y la obesidad; la esteatohepatitis alcohólica, producida por consumo excesivo de alcohol, la cirrosis biliar primaria, de causa genética; la hemocromatosis, producida por exceso de acúmulo de hierro en el hígado y que es de causa genética; la colelitiasis vesicular, producida por el sobrepeso y exceso de colesterol en el cuerpo; y el hepatocarcinoma, de causa genética y ambiental (alcohol, metales y tóxicos ambientales cancerígenos, etc.)”, indica.


En cuanto al número de personas afectadas por este tipo de patologías, el vicepresidente de la AEEH señala que “lo que se conoce con mayor precisión es la prevalencia de la enfermedad grasa metabólica, en sus diferentes fases, de menor a mayor gravedad”. Así, “la esteatosis hepática no alcohólica con inflamación (menos grave) afecta a entre 1 y 4% de personas, un porcentaje que desciende en las fases avanzadas de la enfermedad”.


Uno de los problemas de estas enfermedades, alerta Bañares, es que “suelen ser asintomáticas, es decir, que no tiene síntomas, y cuando se producen, están avanzadas y las capacidades terapéuticas que existen son escasas”.


Efectos de la alimentación

Como explica la nutricionista Colina, “la realidad es que no existe ningún alimento que nos proteja ni que sea específico para el cuidado del hígado”. Lo importante es “seguir un estilo de vida saludable y una alimentación equilibrada”.


Aunque no hay alimentos concretos, Carrera señala que “una mala alimentación cargada de grasa saturada y azúcares refinados puede favorecer la obesidad que causa el NASH”. También “el excesivo consumo de alcohol puede favorecer hepatitis alcohólica y cirrosis”. Por otro lado, señala el experto, “el consumo de pescado azul en exceso podría favorecer excesivos acúmulos de mercurio, que es tóxico para el hígado”.


Por otro lado, señala “un alto consumo de verduras y frutas ricas en vitamina C, ácido fólico, selenio y zinc pueden actuar como protectores hepáticos, así como el consumo de algunas algas marinas como la silimarina y de omega 3 puede actuar como protector hepático, etc.”.


Listado de alimentos "beneficiosos"

Aunque no hay alimentos que por sí solos mejoren la salud del hígado, sí hay algunos que “pueden favorecer la función hepática y mejorar la digestión”, indica Colina. Son los conocidos como “coleréticos, que aumentan la secreción de bilis y fluidifican; y los colagogos, que provocan un vaciado suave de la vesícula biliar”.


El doctor Carrera señala a CuídatePlus, 10 alimentos que pueden ayudar:


La alcachofa.

Las coles (brócoli, coliflor, coles de Bruselas, repollo).

Los espárragos.

La avena.

Las endivias.

El nabo.

La lechuga.

Los garbanzos.

El pepino.

Las manzanas.

Las especias, como la cúrcuma, el jengibre, la cayena, el comino y el ajo también son buenos para el hígado, así como los frutos secos e infusiones como el té verde.


También hay que hablar del café, la menta-poleo y el diente de león.


Todos ellos, indica Carrera, “pueden ejercer cierta función depurativa por su alto contenido en antioxidantes, azufre, agua y fibra vegetal, lo que ayuda a eliminar toxinas y ayudan a que no se acumulen muchas grasas en el hígado”. Su consumo, señala Colina, “podría influir positivamente sobre el hígado, por sus mecanismos antioxidantes y por sustitución de otros alimentos menos saludables”.


Alimentos dañinos para el hígado

Por su parte, Carrera enumera otros alimentos o sustancias que son dañinos para el hígado:


El exceso de sal.

El azúcar refinado.

El alcohol.

Las proteínas de origen animal, en exceso (carne roja y cerdo).

Los embutidos con grasa y procesados.

Los quesos curados, en exceso.

La nata.

Las bebidas energéticas y los alimentos procesados como las patatas fritas, la bollería industrial, las hamburguesas y pizzas, snacks, etc.…

La mayoría de ellos, explica, “son dañinos por el alto contenido en sal, que acelera la muerte celular; por el contenido en grasas saturadas, que se acumula e inflama el hígado, y por el exceso de aminoácidos, que ralentiza la función del hígado”.Además, “algunos aditivos químicos de los alimentos procesados son hepatotóxicos en exceso”.


Sobre la moda de las dietas detox, para depurar el hígado u otros órganos, Bañares sentencia: “Carecen de fundamento científico y no están evaluadas desde un punto científico que permitan determinar si son eficaces o no”.


Su consejo es, alejarse de modas pasajeras y “modificar el estilo de vida de por vida, mejorando la alimentación, apostando por la dieta mediterránea y haciendo ejercicio físico”.

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