“El niño siempre debe estar al alcance de la mano del adulto y, aunque parezca que hay poca agua, nunca dejarle solo en cubos, bañeras o piscinas portátiles, porque tan sólo dos centímetros de agua son suficientes para que ocurra un accidente”. El pediatra Gerardo Rodríguez, del Hospital Clínico de Zaragoza, insistió en esta recomendación, de cara al inicio del verano, durante el 66 Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP) celebrado recientemente en la capital aragonesa.
Utilizar chaleco salvavidas es preferible al flotador, el cual puede deshincharse o voltearse. Rodríguez, que dirige el nuevo Comité de Promoción de la Salud de la AEP, dijo que, “en la medida de lo posible, lo ideal es que los niños aprendan a nadar a partir de los 4 años, a pesar de que ellos -fue tajante- no deben bañarse nunca solos”. Los ahogamientos en playas y piscinas son, después de los accidentes de tráfico, la segunda causa de muerte por lesión no intencionada.
Pese a las reiteradas alertas de pediatras y otras instituciones, cada año se lamentan fallecimientos de este tipo. Según datos del Informe Anual de Ahogamiento, en 2017 fueron veinticinco los niños muertos por esta causa.
Buscar entornos seguros para evitar lesiones
Por otro lado, las caídas, los golpes y los accidentes deportivos son los motivos más habituales de lesiones no intencionadas atendidas en las urgencias pediátricas de los hospitales españoles. En el Congreso de Pediatría se contó que casi un 40 por ciento de esos accidentes ocurre fuera de la vista de un adulto, lo que genera preocupación entre los profesionales de la salud.
Así, aunque dichas lesiones suelen producirse en el hogar, los expertos reunidos en Zaragoza recomendaron “buscar siempre entornos saludables y seguros” ante la llegada del verano y el aumento de actividades al aire libre. Aconsejaron “extremar las precauciones, hacer caso a las recomendaciones y, sobre todo, vigilar constantemente a los niños”. Gerardo Rodríguez añadió que todo esto “cobra especial relevancia en playas y piscinas, en los niños más pequeños y en aquellos con trastornos del comportamiento”.
Según un artículo publicado recientemente en Anales de Pediatría, la revista científica de la AEP, la presencia de TDAH es un factor de riesgo para lesiones no intencionadas y, posiblemente, también para intoxicaciones. A este respecto, Rodríguez reconoció que “estos niños presentan un menor control y responsabilidad sobre lo que les puede causar daño, por lo que, ante situaciones de peligro, tienen un mayor riesgo”. La investigación habrá de determinar las medidas de prevención más adecuadas para estos pacientes.
El Comité de Promoción de la Salud tiene, como misión, “detectar los entornos no seguros para los niños, informar de las precauciones y concienciar a la población” de la necesidad de velar por la seguridad de los pequeños, dijo su coordinador, el doctor Rodríguez. Las recomendaciones de los pediatras se publican en la web de la AEP En Familia, donde profesionales sanitarios, padres y educadores encuentran indicaciones de todo tipo, desde como tratar picaduras de insectos o cómo prevenir las quemaduras solares.
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