Cuando paseamos por la calle en verano es frecuente ver que padres y madres cubren el cochecito de sus bebés con chaquetas, pañuelos u otras prendas. El objetivo es conseguir que los pequeños tengan algo de sombra y protegerlos del calor y las elevadas temperaturas. Pero, ¿es bueno cubrir el cochecito del bebé con algún tejido? Tal y como señalan en la página Faros, del Hospital San Joan de Deu, en Barcelona, esta acción, a priori inocua, puede resultar fatal para los niños e incluso llegar a suponer un riesgo para su salud.
“En un intento de ofrecer un poco de sombra al pequeño que le aísle del calor, lo que estamos haciendo es propiciar que el cochecito se caliente en exceso, convirtiéndose en una especie de sauna”, advierten. La razón es que al tapar el cochecito del bebé también impedimos la entrada del aire y su circulación; además, los padres tampoco podrán ver a su hijo y, por tanto, no distinguirán los signos que les alerten de su malestar.
Una de las consecuencias más importantes es el incremento del riesgo de muerte súbita del lactante debido a la exposición excesiva al calor. La explicación, según el científico Svante es que "si la temperatura de un bebé aumenta en exceso, éste puede interpretar que ha vuelto al útero, por lo que se puede detener la respiración".
Por este motivo, los especialistas del Hospital Sant Joan de Deu insisten en que los padres deben evitar la práctica de cubrir con toallas o pañuelos el cochecito y colocarlo en la sombra para evitar las altas temperaturas.
Consejos generales
Por último, desde Faros dan unas recomendaciones generales que pueden ayudar a los padres:
Si la temperatura del bebé aumenta, el pequeño tiene más dificultades para transmitir a los padres su malestar. Pueden quedarse dormidos con facilidad o por el contrario estar irritables.
Para evitar situaciones de mucho calor es preferible que permanezcan en un lugar de interior en las horas centrales del día, entre las 11 y las 17 horas.
En lugar de utilizar prendas para generar sombra pueden optar por una sombrilla.
Intentar mantener a los bebés en habitaciones con ventanas y puertas abiertas que favorezcan la circulación del aire.
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