La tercera edad es un grupo de riesgo para algunas enfermedades y afecciones. Sin embargo, a esto le sumamos que los hábitos que tiene el ser humano son muy importantes, ya que impactan en la calidad de vida que tendrán con los años. Por este motivo, seguir una adecuada alimentación, realizar ejercicio físico de forma regular y llevar una buena vida social puede ayudar a retrasar la aparición de enfermedades.
A medida que las personas envejecen se vuelven más sedentarias, esto provoca la pérdida de capacidades y habilidades físicas. Además, la exposición excesiva a los rayos solares sin protección visual ni solar, los no cuidados y la no limpieza de los oídos favorecen a la aparición de enfermedades comunes en las personas mayores.
Por estos motivos, los expertos recomiendan aprender a cuidarse desde una temprana edad para evitar y prevenir problemas con los años.
Las enfermedades más frecuentes
Según la compañía Boehringer Ingelheim, “se calcula que las personas de entre 65 y 74 años conviven con una media de 2,8 problemas o enfermedades crónicas, alcanzando un promedio de 3,23 en mayores de 75 años”.
La vista es una de las partes del cuerpo que más se resiente con la edad. Las patologías más frecuentes son: la presbicia, las cataratas, el glaucoma o la degeneración macular asociada a la edad.
Otro de los sentidos que más se ve afectado por la edad es la audición. Una dificultad auditiva puede producir efectos negativos en la salud física y mental de los mayores, de manera que, la audición es clave para que estas personas puedan disfrutar de su entorno familiar y mantener relaciones sociales.
La piel sufre un envejecimiento asociado a la edad y a la exposición solar según los hábitos de vida pasados. La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explica que: “los cambios en la estructura y función del pie, se traducen en la aparición de lesiones benignas y, en ocasiones, en lesiones más graves que causan molestias y disminuyen la calidad de vida de las personas”. Entre estos cambios se incluyen el adelgazamiento, la sequedad cutánea, la queratosis seborreica, léntigos, angiomas y otras alteraciones secundarias a problemas vasculares.
“Además, algunas de estas alteraciones benignas pueden sufrir complicaciones, por lo que no se debe subestimar los signos cutáneos de envejecimiento, ya que hay estudios que demuestran que esos signos llevan aparejados una disminución de la autoestima de los pacientes”, afirma la AEDV.
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