En las últimas semanas se ha producido una segunda onda de gripe superior incluso a la registrada al inicio del invierno. Los virus dominantes ahora son del subtipo B. Analizamos con tres expertos cómo se están comportando los virus respiratorios.
La segunda onda de gripe que se está registrando en las últimas semanas, en este caso por virus B, a las puertas de la primavera ha cogido a buena parte de la población por sorpresa, pero no tanto a los expertos en gripe, que recuerdan lo difícilmente predecible que resulta este virus y destacan la novedad no tanto de que se haya producido una segunda onda pero sí de que haya aparecido con tanta distancia de la primera.
La tasa de gripe presentó esta temporada en España un pico máximo de actividad en diciembre, con un aumento muy rápido de casos en las dos primeras semanas de ese mes y un descenso igualmente vertiginoso en los últimos días del año. Cuando nos habíamos confiado y parecía que el virus se iba a despedir hasta el próximo otoño, el número de casos comenzó a repuntar de nuevo rápidamente en febrero con una actividad, a tenor de lo que están registrando los médicos del servicio de vigilancia de atención primaria, superior incluso a lo contabilizado en la primera onda.
El mayor número de casos en las últimas semanas se está dando en menores de 15 años. En cambio, por comparar, el mayor número de infecciones por covid-19 se observan en el grupo de 45-64 años, según los últimos datos de seguimiento de la infección respiratoria aguda en Atención Primaria que corresponden a la última semana de febrero, y las mayores tasas de virus respiratorio sincitial se registran en los menores de 5 años.
Este comportamiento de la gripe en dos ondas es solo “aparentemente inusual”, según explica José María Eiros, catedrático de Microbiología de la Universidad de Valladolid y director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, que es uno de los laboratorios de investigación y seguimiento de la Red Mundial de Vigilancia de la gripe colaboradores de la OMS.
Dos picos de gripe en la misma temporada
“No es tan extraño que la gripe tenga un comportamiento bifásico, como está sucediendo este año, y no monofásico, aunque esto último sea lo más frecuente”, explica el profesor Eiros, quien recuerda además que cuando la OMS indica que la vigilancia de la temporada de gripe empieza de manera mundial en el hemisferio norte en octubre y termina en la semana 20 del año - es decir, en mayo- “es por algo” y por eso no se debe bajar la guardia de forma prematura.
En una línea similar se pronuncia Raúl Ortiz de Lejarazu, profesor de Microbiología y director emérito del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, quien destaca la complejidad del virus de la gripe y el desconocimiento entre la población aún en la actualidad respecto a su comportamiento.
Este especialista señala como novedad este año que ha habido una cierta continuidad en la aparición de casos de gripe entre la temporada pasada y la actual, a diferencia de lo que suele ser más habitual, que es que “el virus aparezca bruscamente, los casos empiecen a subir de forma rápida, haya dos o tres semanas de actividad intensa y desciendan también de modo rápido. El pasado verano en las UCI hemos tenido pacientes ingresados con gripe”, apunta.
“Y si bien los que nos dedicamos a la vigilancia de la gripe ya habíamos visto dos picos en la misma temporada, nunca tan separados como ha sucedido ahora”, resalta Ortiz de Lejarazu, con más de cuatro semanas de separación en la actual campaña entre el pico de la primera onda y la actual.
¿Se está ‘covizalizando’ la gripe?
Ante esta tendencia, Ortiz de Lejarazu apunta que lo que se puede estar produciendo es “una covizalización de la gripe, en el sentido de que está teniendo lugar una temporada de gripe más larga de lo que suele ser habitual y con dos ondas más claramente separadas que en las temporadas en las que ha ocurrido ese fenómeno; en definitiva, durante la pandemia se ha alterado la circulación de muchos virus respiratorios, algo que anticipamos en 2021 en el artículo Distanciamiento social, confinamiento y usos amplio de mascarilla. ¿Una solución mágica o una espada de doble filo para la epidemiología de los virus respiratorios?”.
Esta alteración trae como consecuencia que la gripe sea aún más imprevisible de lo que lo era antes de la pandemia, si bien “poco a poco iremos volviendo a la normalidad”, vaticina Ortiz de Lejarazu.
“Lo más frecuente es que primero lleguen los virus respiratorios sincitiales, que causan la bronquiolitis, después los virus A de la gripe y a continuación los B”, añade Santiago Melón, jefe de virología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), si bien matiza que no todas las temporadas conviven los virus de la gripe A y B.
Esta segunda onda de gripe estacional está asociada con virus de la gripe B, a diferencia de la primera, en la que se impusieron los virus A. Aunque también en esta segunda onda hay cierta circulación del subtipo de virus A H1N1, matiza Ortiz de Lejarazu.
Cada dos, tres o cuatro años suele registrarse una onda epidémica por virus B, explica Eiros. En la pasada temporada dominaron los virus A y en la anterior, la 2020-21, no hubo epidemia de gripe, colonizado el nicho de los virus respiratorios por el SARS-CoV-2, causante de la covid. En cambio, en el invierno previo a la pandemia sí hubo una circulación intensa de virus B, recuerda Melón.
Existen cuatro tipos de virus de la gripe, de los cuales son tres los que afectan a los seres humanos y solo dos, los virus A y B, se transmiten entre humanos y pueden causar epidemias. Estos virus se comportan de forma parecida pero con algunas diferencias.
El virus B no es el hermano pequeño del A
Lo que los expertos dejan claro es que el virus de la gripe B no es un virus de segunda categoría con respecto al A. “El nombre no le viene ni porque sea bueno, ni bonito, ni de categoría B ni es el hermano pequeño del A”, comenta con ironía Ortiz de Lejarazu.
Lo que sí es el virus de la gripe B, que ahora es el que más circula, es más estable genéticamente que el A, por lo que no tiene subtipos, dado que no suele dar lugar a epidemias tan intensas. “No varía tanto”, indica Melón.
Ortiz de Lejarazu matiza que está claro que el virus AH3N2 es el menos estable genéticamente, pero los virus B son menos estables que los AH1N1.
En general la sintomatología de todos los virus de la gripe es la misma:
Fiebre.
Escalofríos.
Dolor de cabeza.
Intenso malestar general.
Dolores articulares y musculares.
Tos.
Dolor de garganta.
Niños que hasta ahora no habían tenido contacto con el virus
Estos síntomas suelen durar en torno a una semana y remitir sin necesidad de tratamiento, más allá de antitérmicos para bajar la fiebre en caso necesario, hidratación y descanso. No obstante, la gripe sí puede dar lugar a complicaciones graves en niños, personas mayores y pacientes con otras patologías de base.
Además, este año sí se están infectando por gripe niños pequeños que hasta ahora no habían tenido contacto con el virus. “Niños, sobre todo menores de 3 años, que no se han expuesto al virus y presentan una primoinfección por virus B si no están vacunados puede ser que en algunos casos lo pasen mal”, señala el doctor José María Eiros. “Esta situación es pólvora para los virus”, añade Ortiz de Lejarazu.
Por eso los expertos no pierden la ocasión de recordar la importancia de la vacunación, sobre todo, para prevenir las complicaciones de la enfermedad, teniendo en cuenta que la vacuna protege frente a los virus A y los B.
Cinco años de fidelidad a la vacuna tienen ‘premio’
Además, la fidelidad a la vacuna tiene premio, según Eiros, al haberse comprobado que mantener la adhesión a la inmunización durante cinco temporadas multiplica la capacidad de respuesta del organismo frente al virus.
En la consecución de un mejor abordaje de la epidemia de gripe, este experto resalta la importancia de mantener la capacidad diagnóstica de los virus respiratorios por parte de los servicios de Microbiología de los hospitales para responder a las peticiones por parte de los médicos de atención primaria y que estos puedan conocer con detalle el agente etiológico circulante y que es causante de enfermedad en cada momento.
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