Cuando los niños empiezan el colegio, siempre nos queda la duda de si irá bien o mal o si tendrá problemas de aprendizaje. Existen señales de alerta que pueden advertir de que algo no va bien. En este caso, ¿cómo actúo? ¿qué debo hacer? Existen soluciones desde la perspectiva psicológica.
En psicología hablamos de dificultades de aprendizaje cuando un niño o una niña presenta problemas para adquirir y usar eficazmente el habla, la comprensión oral, la lectura, la escritura, el razonamiento o las habilidades matemáticas.
Dichas dificultades afectan al rendimiento académico de los/as menores y, por tanto, la etapa escolar es la más propensa para identificarlas, siendo fundamental hacer una detección precoz. ¿Cuáles pueden ser algunas señales de alarma?
Dificultad para aprender letras y números
Bajo nivel de vocabulario
Respuestas excesivamente escuetas
Lectura mecánica
Dificultad para comprender lecturas
Frases escritas de construcción muy simple
Dificultades en la adquisición de las operaciones aritméticas básicas
Dificultades significativas en la resolución de problemas
Rendimiento escolar desigual
Evitación de tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido
Falta de autonomía para hacer las tareas escolares
Rechazo o falta de motivación en las actividades académicas
Además, es importante tener en cuenta que, todo ello puede influir negativamente en la percepción que tienen de sí mismos/as pudiendo observar falta de confianza y baja autoestima, mayor dificultad para gestionar la frustración e incluso puede afectar a la interacción con los iguales.
Por tanto, como padres y madres, el primer paso es observar el desarrollo evolutivo de los/as menores y consultar con un profesional si hay sospecha de que algunas de las habilidades de aprendizaje no están evolucionando al ritmo esperado. Seguidamente, se realizaría una evaluación para confirmar si el desajuste observado se debe a que existe una dificultad de aprendizaje significativa o, por el contrario, todavía está en tiempos para poder desarrollar la habilidad adecuadamente.
Una vez realizada la evaluación, si se ha detectado una dificultad de aprendizaje en tu hijo o hija, es muy importante que comprendas cuáles son sus características y necesidades específicas para poder hacer un buen acompañamiento. Para ello es importante atender a estos puntos:
Pide información para entender en qué consiste su dificultad de aprendizaje y qué impacto puede tener en su proceso de aprendizaje. Importante: pregunta directamente a un profesional y selecciona información fiable.
Identifica cuál es su ritmo de aprendizaje y ajusta expectativas para no exigir más de lo que pueden hacer, ni menos desde la sobreprotección por miedo a que puedan sufrir.
Permítete experimentar emociones desagradables como el miedo, la tristeza o el enfado y date un tiempo para gestionarlas.
Proporciona una rutina y estableced cuáles serán las normas, límites y consecuencias.
Acompáñale en la planificación y organización de estudios, fomentando su autonomía para que vaya desarrollando sus propios recursos.
Genera un espacio de expresión emocional, siendo su modelo y ofreciéndole estrategias. Esto le ayudará a gestionar sus propias emociones y expresar cómo se está sintiendo en los diferentes contextos.
Favorece el desarrollo de su autoestima, permitiendo que pueda conocer sus puntos fuertes y débiles. Para ello, utiliza el refuerzo positivo en lugar de solo corregir aquellos aspectos que tenga que seguir mejorando.
Comunica al contexto escolar cuáles son las necesidades de tu hijo y coordínate con ellos/as para acordar pautas que faciliten su aprendizaje.
Facilita la realización de actividades de ocio y tiempo libre. De esta manera, disminuye la probabilidad de rechazo al colegio, así como, favorece la interacción con otros iguales.
Fomenta tu autocuidado. Recuerda realizar actividades individuales (o en pareja) que no estén relacionadas con el aprendizaje de tu hijo ya que facilitará que puedas seguir acompañándole y no te sobrecargues emocionalmente.
Los niños con dificultades de aprendizaje, más allá del apoyo en el ámbito escolares, necesitan gran estabilidad emocional. Por tanto, la comprensión y el acompañamiento familiar es fundamental para alcanzar un adecuado desarrollo personal y académico.
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