Acudir al urólogo sigue siendo, para muchos hombres, un tema tabú. La gran mayoría de ellos acude cuando el problema es está instaurado. Esto es un error ya que, incluso las dolencias más graves, como el cáncer de próstata, tienen solución si se cogen a tiempo.
No hay cifras exactas sobre el porcentaje de hombres que acuden a estas consultas de urología forma periódica y preventiva, pero hace unos meses, expertos del Hospital HLA Universitario Moncloa, en Madrid, advertían de que, en 2020 se redujeron un 12,4% las consultas urológicas y un 26,66% las intervenciones quirúrgicas relacionadas con estos problemas.
Los urólogos son los expertos que tratan de manera específica una gran variedad de afecciones que afectan a diferentes partes del cuerpo. En el caso del hombre, se encargan de detectar, diagnosticar y tratar patologías relacionadas con el riñón, el uréter, la próstata y los genitales masculinos. Como apunta Javier Romero-Otero, director del Departamento de Urología de HM Hospitales en Madrid y director médico de ROC Clinic, “diversas patologías pueden afectar a estos órganos del varón a lo largo de su vida”:
Fimosis, frenillo corto y prepucio redundante
Patología benigna escrotal (hidrocele, varicocele, ascenso testicular, torsión)
Infecciones del tracto urinario (ITU)
Afecciones benignas de la próstata, como prostatitis y agrandamiento de la próstata (hiperplasia prostática benigna o HPB)
Cáncer del aparato urinario (riñón, uréter, vejiga y uretra)
Cáncer de próstata
Cáncer de testículo
Cáncer de pene
Disfunción eréctil
Alteraciones de la eyaculación
Enfermedad de la Peyronie (curvatura del pene)
Incontinencia urinaria
Esterilidad
Litiasis de la vía urinaria
Infecciones de transmisión sexual
Infecciones del tracto urinario
Traumatismos del aparato genitourinario
Planificación familiar (vasectomía)
Según José Luis Carazo, urólogo del Hospital San Juan de Dios de Córdoba, de todos ellos, “los problemas urológicos más frecuentes en el varón son los derivados de la patología prostática”. En segundo lugar, estarían, los relacionados con “la disfunción eréctil, que afecta a todas las edades del varón y que en edades más jóvenes se asocia a cuadros psicológicos más frecuentemente, y, por último, los problemas ocasionados por los cálculos urinarios”.
Concretamente, según Romero-Otero las más habituales son estos cinco problemas:
Hiperplasia benigna de próstata (HPB)
Disfunción eréctil (DE) y alteraciones de la eyaculación
Infección del tracto urinario (ITU): prostatitis
Esterilidad
Litiasis urinaria
Es importante saber que no todas estas patologías tienen los mismos síntomas y no todas se presentan de la misma forma en los hombres. Como indica Carazo, en general, “los problemas urológicos se presentan todos con síntomas físicos”. Los únicos problemas urológicos que no se manifiestan o no tienen por qué acompañar síntomas físicos “son el cáncer de próstata y el cáncer de riñón”, informa el experto.
Lo más habitual “es que las dolencias se presenten con sangrado en la orina, con molestias para orinar, con dolor lumbar, con sensación de masa palpable”, indica Carazo, pero no siempre es así. Por ello, en opinión de ambos expertos, es importante conocer cuáles son los signos de alarma que deben hacer sospechar al paciente de que algo no va bien y de que debería ir al urólogo “independientemente de la edad”, indica Romero-Otero.
Según el experto de HM, los signos de alarma son:
Hematuria (sangre en la orina): “Cuando la orina es de color más oscuro al habitual. Esto puede deberse a diferentes causas como infección, litiasis, hiperplasia benigna de próstata o cáncer de la vía urinaria”.
Disuria (escozor o quemazón al orinar): “La sensación de incomodidad, escozor al orinar o el dolor en la parte baja de la pelvis nos indican que puede haber infección de orina”.
Dolor en los riñones (cólico renoureteral): “El dolor punzante, agudo y persistente en los riñones puede ser síntoma de litiasis o piedras en el riñón o algún punto del tracto urinario”.
Anomalías en el pene. “Si se observa una curvatura del pene muy pronunciada o se ha tenido algún tipo de traumatismo durante una erección estamos ante un posible caso de enfermedad de Peyronie”.
Problemas de erección. “Al margen de la edad que se tenga, si la erección no se consigue en los momentos que se desea o hay dificultades para lograrla, es necesario consultar las posibles causas con el especialista, ya que podrían tratarse de problemas cardiovasculares, hormonales o emocionales”.
Edad a la que empiezan los primeros problemas
En cuanto a la edad o momento en el que empiezan a aparecer los problemas urológicos, Caranzo señala que “dependiendo del tipo de problema la edad de inicio variará”:
Los problemas de testículo “pueden aparecer en torno a los 15 años, que es cuando se empiezan a detectar los problemas relacionados con el varicocele o incluso, en la edad más temprana, los problemas relacionados con la patología del prepucio (fimosis)”. Esto es así porque son problemas “relacionados con el inicio de la maduración sexual del varón”.
Los problemas derivados de la litiasis o cálculos urinarios, “pueden aparecer durante toda la vida, a cualquier edad y en cualquier sexo, aunque es más frecuentes desde los 20 a los 50 años”, indica el experto.
Los problemas relacionados con el cáncer renal “son más frecuentes entre los 30 y 60 años”.
Los problemas relacionados con las molestias miccionales, como infección de orina, prostatitis e hiperplasia próstata “suelen empezar a partir de los 35 años en el varón, debido al crecimiento de la glándula prostática y su repercusión sobre el vaciamiento de la orina”.
El cáncer de próstata , el cáncer de vejiga y uretra “son enfermedades más habituales a partir de los 50 años y suelen estar influenciadas por factores de riesgo como la herencia genética, el consumo de tóxicos siendo el principal el tabaco o incluso en determinadas profesiones en las que se usan compuestos químicos o radiactivos”.
Por todo ello, Romero-Otero aconseja “acudir de manera periódica al urólogo”. Para él, esta es “la clave para la prevención y detección precoz de enfermedades en los hombres”.
En su opinión, la primera visita a la consulta de Urología debería ser “a los 40-45 años, siendo obligatoria a partir de la quinta década”. Y es que, es en esta etapa cuando “empiezan a aparecer la mayor parte de los problemas que afectan al aparato genito-urinario masculino”, indica.
El principal motivo de las revisiones a esta edad es la próstata, como se ha señalado antes, “bien sea por una patología benigna, como es la hiperplasia benigna de próstata, o por la posible presencia de un cáncer de próstata”, señala el urólogo del HM.
En esta primera revisión, “se establecerá la historia clínica del paciente, realizándole una exploración física (tacto rectal) y una serie de pruebas complementarias (análisis de sangre y orina, tacto rectal, ecografía urológica y flujometría) que marcarán su estado de salud urológico y la periodicidad con la que debe acudir a consulta”.
Factores de riesgo
Según informa Romero-Otero, entre los factores de riesgo principales para tener un problema urológico están:
La edad. “Es el factor de riesgo no modificable más relevante. Cuanto más mayor es el paciente más patologías urológicas pueden aparecer secundarias al envejecimiento celular, la aparición de comorbilidades y la exposición prolongada otros factores de riesgo”.
El sedentarismo y la obesidad. “Los estudios sugieren que el ejercicio físico mejora tanto los síntomas del tracto urinario inferior (STUI) derivados de la hiperplasia benigna de próstata (HBP) como la disfunción eréctil. Así mismo, evitar la obesidad mejora la capacidad fértil, previene del hipogonadismo (pérdida de testosterona) y mejora la incontinencia. La obesidad y el sedentarismo también favorecen la formación de litiasis en la vía urinaria”.
El tabaco. “Es el factor principal relacionado con la aparición de cáncer de vejiga y vía urinaria. Fumar más de 50 paquetes de cigarrillos al año aumenta el riesgo de progresión de los STUI y favorece la hiperactividad vesical. Además, el uso de tabaco aumenta el riesgo de disfunción eréctil de forma acumulativa y dependiente de la dosis”.
Dieta desequilibrada. “La ausencia de una dieta equilibrada que nos aporte la cantidad suficiente de proteínas y minerales puede acarrear la aparición de problemas relacionados con la formación de cálculos renales”.
Depresión. “Tanto la disfunción eréctil, las alteraciones de la eyaculación y los síntomas del tracto urinario inferior se asocian con depresión, aunque en la práctica clínica es muy complicado establecer si son la causa o la consecuencia”.
Hipertensión. “Empeora los síntomas del tracto urinario inferior. Además, los hombres con hipertensión suelen tener próstatas más grandes. Por otro lado, la disfunción eréctil puede predecir 5 años antes el desarrollo de complicaciones coronarias graves en el 11 % de los casos”.
Hiperlipidemia. “Causa daño endotelial e inflamación, por lo que es un factor de riesgo para el desarrollo de disfunción eréctil. De hecho, las estatinas mejoran la disfunción eréctil. Por su parte, la próstata sintetiza y almacena colesterol, en mayor cantidad a medida que se envejece”.
Diabetes tipo 2. “Los pacientes con diabetes mellitus tienen un riesgo elevado de padecer disfunción eréctil, con una prevalencia entre el 35 % y el 90 %, y además la desarrollan, en promedio, 10-15 años antes que los pacientes sin diabetes. La diabetes también es un factor de riesgo para la HBP. Además, favorece la aparición de ITUs de repetición, balanitis candidiásica y prostatitis”.
Relaciones sexuales de riesgo. “Favorecen la aparición de infecciones de transmisión sexual (ITS) que están relacionadas con la aparición de verrugas y lesiones en el área genital. Algunas de estas lesiones pueden malignizar y dar origen a un cáncer de pene”.
Hipogonadismo. “La testosterona es esencial para la función eréctil y también está implicada en el crecimiento de la próstata después del nacimiento y en la pubertad”.
Predisposición genética. “Muchos tumores urológicos en varones, como el de próstata, muestran una fuerte carga genética por lo que es conveniente estudiar a los descendientes de aquellos varones que lo hayan desarrollado tempranamente”.
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